PRUEBA Nº2

 

structura[editar]

Lámina de la edición de Joaquín Ibarra de 1780 para la RAE. Dibujo de José del Castillo y grabado de Manuel Salvador Carmona.

La Primera Parte está dividida, a imitación del Amadís de Gaula, en cuatro partes. Conoció un éxito formidable —aunque como obra cómica, no como obra seria— y hubo varias reediciones y traducciones, unas autorizadas y otras no. No supuso un gran beneficio económico para el autor, quien había vendido todo el derecho de la obra a su editor Francisco de Robles.

Por otra parte, el ataque a Lope de Vega en el prólogo y las críticas del teatro del momento en el discurso del canónigo de Toledo (capítulo 48) supusieron atraer la inquina de los lopistas y del propio Lope, quien, hasta entonces, había sido amigo de Cervantes.

Eso motivó que, en 1614, saliera una segunda parte apócrifa de la obra bajo el nombre autoral, inventado o real, de Alonso Fernández de Avellaneda, y con pie de imprenta falso. En el prólogo se ofende gravemente a Cervantes tachándolo de envidioso, en respuesta al agravio infligido a Lope. No se tienen noticias de quién era este Fernández de Avellaneda, pero se han formulado teorías muy complejas al respecto; además, existió un personaje coetáneo, cura de Avellaneda (Ávila), que pudo ser el autor. Un importante cervantista, Martín de Riquer, sospecha que fue otro personaje real, Jerónimo de Pasamonte, un militar compañero de Cervantes y autor de un libro autobiográfico, agraviado por la publicación de la primera parte, en la que aparece como el galeote Ginés de Pasamonte. Y es incluso posible que se inspirara en la continuación que estaba elaborando Cervantes.

En 1615 se publicó la continuación auténtica de la historia de don Quijote, la de Cervantes, con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. En ella, el novelista jugaría con el hecho de que el protagonista se entera de que ya la gente ha empezado a leer la primera parte de sus aventuras, en que, tanto él como Sancho Panza, aparecen nombrados como tales, además de la existencia de la segunda parte espuria.

Primera parte[editar]

El protagonista leyendo ensimismado libros de caballería al comienzo de la novela.

La que después llamaríamos "Primera Parte" originalmente se llamó El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y consta de 52 capítulos, separados a su vez en cuatro partes de 8, 6, 14 y 24 capítulos respectivamente. Empieza con un prólogo en el que Cervantes se burla de la erudición pedantesca y con unos poemas cómicos, a manera de preliminares, compuestos en alabanza de la obra por el propio autor, quien lo justifica diciendo que no encontró a nadie que quisiera alabar una obra tan extravagante como esta, como sabemos por una carta de Lope de Vega. En efecto, se trata, como dice el cura (un personaje de la novela) en el capítulo 47 de la primera parte, de una «escritura desatada», libre de normativas, que mezcla lo «lírico, épico, trágico, cómico» y donde se entremeten en el desarrollo historias de varios géneros, como por ejemplo: Grisóstomo y la pastora Marcela, la novela de El curioso impertinente, la historia del cautivo, el discurso sobre las armas y las letras, el de la Edad de Oro, la primera salida de don Quijote solo y la segunda con su inseparable escudero Sancho Panza (la segunda parte narra la tercera y postrera salida).

Cervantes, como narrador homodiegético, esto es, que interviene a la par como narrador y personaje, explica (en el capítulo 9) que no tenía los manuscritos de la continuación de la novela que, como ingenioso recurso literario, atribuye a un autor árabe (Cide Hamete Benengeli), pero que los encontró casualmente paseando en Toledo, de modo que podrá seguir relatando las aventuras de don Quijote, después de que consiga quien le traduzca los "caracteres que conocí ser arábigos".17

La novela comienza describiéndonos a un hidalgo pobre —cuyo exacto nombre solo se revelará al final de la obra: Alonso Quijano—, oriundo de un lugar indeterminado de La Mancha, quien enloquece leyendo libros de caballerías y se cree un caballero andante medieval.

En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante...(cap 1)
Andrés recibiendo azotes de su amo.

Se coloca un nombre sugerente: Don Quijote de la Mancha; bautiza a su caballo como Rocinante, reconstruye las armas de sus bisabuelos y elige a la dama de quien estar enamorado. Sin que nadie lo vea se lanza al campo en su primera salida, pero con sobresalto recuerda que no ha sido «armado caballero», por lo que llegando a una venta, que él confunde con un castillo, al ventero con el castellano y a unas prostitutas como damas, todo al modo de sus libros, decide hacer allí la «vela de armas» y convence al posadero para que le dé el espaldarazo. Por fin, en una satírica ceremonia don Quijote es armado caballero por el ventero y a partir de este momento reanuda su cabalgata con mayor brío. Le suceden toda suerte de tragicómicas aventuras en las que, impulsado en el fondo por la bondad y el idealismo, busca «desfacer agravios» y ayudar a los desfavorecidos y desventurados. Profesa un profundo amor platónico a su dama Dulcinea del Toboso, que es, en realidad, una moza labradora «de muy buen parecer»: Aldonza Lorenzo. En su primera aventura intenta salvar a un mozo llamado Andrés de los azotes de su empleador, lo que termina en mayor perjuicio para el joven; luego, en un cruce de caminos, desafía a todo un grupo de comerciantes a que reconozcan que su dama es la más bella del mundo, sin siquiera verla. Apaleado por uno de los comerciantes es encontrado por un vecino suyo quien, a lomo de su cabalgadura, lo devuelve a la aldea, donde es atendido por su sobrina y el ama de la casa. El cura y el barbero del lugar someten la biblioteca de don Quijote a un expurgo, y queman parte de los libros que le han hecho tanto mal, haciéndole creer que han sido unos encantadores quienes han hecho desaparecer su colección. El recurso a las manipulaciones de los encantadores será permanente en el discurso de la obra, encantadores que le desfigurarán a cada paso la realidad a don Quijote permitiéndole explicar sus fracasos.

En el intertanto de la primera y segunda salida don Quijote requiere los servicios como escudero de su vecino, un labrador llamado Sancho Panza, a quien le promete grandes mercedes, en especial hacerlo gobernador de algún reino que conquiste en sus aventuras. Aparece entonces el otro personaje fundamental en la novela, que le permite a don Quijote dialogar y que contrapesará su extremo idealismo.

Don Quijote derribado por el aspa de un molino.

Una vez más, en su segunda salida, esta vez acompañado por su escudero Sancho, don Quijote se lanza por el Campo de Montiel en demanda de ejercer su nuevo oficio. En este momento ocurre su más famosa aventura: Don Quijote lucha contra unos gigantes, que no son otra cosa que molinos de viento, pese a las advertencias de su escudero.

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